jueves, 12 de abril de 2012

CUATRO AÑOS DE SU MUERTE

Claudia Patricia Neira Amaya, mayo 1 de 1972/17 de marzo de 2008. Q.E.P.D

Hoy hace cuatro años, partió del mundo terrenal, nuestra hija, hermana, esposa y madre, cuyo paso por este plano, dejó una profunda huella en el corazón de los que tuvimos la fortuna de haber compartido esos treinta y cinco años de vida. Podríamos decir que nunca nos imaginamos, que una joven profesional, inteligente, pero principalmente un excelente ser humano, partiera a ese viaje inexorable a encontrar la eternidad y regocijarse mucho antes que nosotros, de los maravillosos rayos celestiales de la luz eterna.

Claudia Patricia Neira Amaya, forjó un carácter, una disciplina, un proyecto de vida, impulsado por principios y valores, en el marco de la ética y de la moral, manifestándose en actitudes de responsabilidad, compromiso, amistad, lealtad, bondad y profundo amor por todo aquello que ella consideró como algo trascendente y fundamental.

No ha pasado un día en que sus recuerdos, aquellos que nos regocijaron y que se convirtieron en la impronta de sus sueños y esperanzas; o por el contrario, cuando de forma inesperada se desprenden lágrimas de nostalgia y dolor por su ausencia, por parte de sus padres, hermanos, esposo e inclusive de su bebé, de su entrañable hijo. Quién hubiese pensado que esa criaturita tan amada por su madre, expresase dolor por la necesidad de tener a su mamita cerca, para que lo arrulle, lo mime, lo tenga en su regazo para brindarle sus besos tiernos y ardientes de protección y luces para su mañana.

Todo esto ha sucedido en estos meses y años, pero siempre teniendo nuestras esperanzas en el Gran Realizador de la Vida, que seguramente requería de su presencia para hacerla merecedora de ser miembro del grupo selecto de ángeles y arcángeles, que adoran y alaban al Gran Arquitecto del Universo, para que su amor por nosotros se traduzca en bendiciones de salud y prosperidad, alegría y felicidad, desde ese paraíso en donde el dolor y el sufrimiento no existen. En ese lugar tan bellamente descrito por los griegos, conocido como los Campos Elíseos, un día que no sabemos cuándo, nos reuniremos en un abrazo de felicidad por ese reencuentro maravilloso de volver a encontrarnos con nuestros amados, para estar todos reunidos y disfrutar de esa plenitud, que es la misma inmortalidad de nuestra alma.

Finalmente queremos expresar agradecimientos a toda la familia, que en todo este tiempo han estado recordándola, con oraciones, misas, responsos y alusiones permanentes al significado que para sus vidas significó el hecho mismo de ser su amiga, su confidente, su consejera, su hermana, su protectora y en fin lo que realmente tiene significado en un mundo, que requiere de transformación y cambio y de seres humanos que dejen profunda huella en lo más recóndito de nuestros corazones.

Le damos gracias infinitas al creador de lo visible y de lo invisible, por habernos prestado por unos instantes a un ser tan bello como Claudia Patricia Neira Amaya.

Te seguimos amando entrañablemente.
Que descanse en paz, amén.

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